Los aportes de los naturalistas exploradores del siglo XVIII llevaron al descubrimiento de nuevos organismos y, con esto, la dificultad de clasificarlos en la escala de la naturaleza propuesta por Aristóteles. El médico y botánico Carl von Linné ideó otro sistema de clasificación, el cual consaba de categorías que estaban subordinadas o incluidas unas dentro de otras, lo que generó una clasificación jerárquica de los seres vivos. Fue el primero en definir el concepto de especie. Sin embargo, Linné era un hombre muy religioso, que creía que las especies habían sido creadas en forma independiente por un dios y, desde entonces, se mantenían fijas con el paso del tiempo. Este tipo de idea fue conocida como fijismo.
No todos estaban de acuerdo con estas ideas. Georges Louis Leclerc, conde de Buffon, pensaba que las especies podían sufrir cambios a través del tiempo. Él suponía que todas las especies debían de tener un origen en común, y sus variaciones se debían a que quedaban sujetas a la influencia de los distintos ambientes.